El inicio de un amor frecuentemente es simultáneo. No su fin. De esto nace la tragedia.
A. Morandotti.
El acoso o stalking es un fenómeno psicológico y social que consiste en la persecución obsesiva de una persona a otra con la que se está emocionalmente vinculado, aunque no siempre se conoce al acosador.
El verbo to stalk proviene del inglés y es un término técnico utilizado en la caza que se refiere a la persecución de un depredador a una presa, por lo que existe siempre un “perseguidor”, una “víctima” y una “relación forzada” entre ellos que trastoca la vida de la víctima llevándola a un continuo estado de ansiedad, agitación y terror.
Siempre hay una relación one-up o de superioridad física y/o psicológica entre las dos personas. Normalmente la víctima vive sola o tiene poco apoyo de familiares o amigos y se siente intimidada lo que le hace más proclive a que sea sometida a una persecución insistente o puede ser amenazada si finaliza la relación.
La persecución mental y comportamental del acosador se produce de manera progresiva, inicialmente puede ser amable hasta que se convierte en un peligro en potencia, puede tratar de manipular a su ex pareja usando amenazas como el intento de suicidio si es rechazado.
El acosador empieza a obsesionarse con su ex pareja o su ídolo, como el cazador que observa a su presa y sus costumbres para atraparla, el acosador estudia y analiza sus movimientos, intenta tomar contacto con ella frecuentando sus lugares habituales y gradualmente se va sintiendo más seguro reduciendo cada vez más su distancia de acecho. Empieza a aparecerse rondando fuera del trabajo, en la cafetería donde desayuna, cerca de su casa, intenta interactuar con ella en persona o con llamadas, mensajes etc.
Las explicaciones hacia el acosador son habituales, normalmente se le trata de convencer que el amor o la relación se ha acabado, pero la insistencia se convierte en la norma en el acosador que lo ve como un obstáculo a superar. Posteriormente son frecuentes las expresiones de rechazo directo, pero paradójicamente este tipo de conductas aumentan progresivamente la obsesión y la conducta acosadora.
Cuanto más se huye mayor es la persecución por lo que la persona entra en un estado de indefensión y terror que tiñe su mundo y afectos.
Es importante saber que la persistencia del comportamiento de acoso puede ser alimentado sin querer por la víctima, como escribe Oscar Wilde con las mejores intenciones se producen habitualmente los peores efectos, por lo que será crucial seguir algunas pautas si somos el blanco de alguna ex pareja acosadora:
• Aunque sientas vergüenza, cuenta a familiares, amigos y compañeros de trabajo de quién estas sufriendo acoso. Tu aislamiento es un arma para el acosador y lo puede usar como amenaza.
• La conducta ambivalente, unas veces ser amable y otras borde o dar demasiadas aclaraciones puede alimentar la esperanza del acosador.
• Interrumpe cualquier contacto con el acosador. “Respuesta 0”.
• Cuando el acosador interactúe contigo en persona no trates de convencerle ni conversar con él. No contestes a sus mensajes, ni a sus llamadas reiteradas. Tu atención, aunque sea una negativa, es un potente reforzador de su conducta.
• Anuncia al acosador que has tomado medidas de protección, que has avisado a la policía y que vas a denunciarle. Si no te organizas siente tu miedo.
• No renuncies a tus actividades cotidianas. Cuanto más escapas más te sigue.
Tenemos que saber que la relación patológica o atracción fatal que se establece entre el acosador y la victima elegida por éste es fruto del rechazo a ser rechazado, que se convierte en parte central de la vida de la persona.
El acosador siempre intenta controlar y recuperar su objeto de deseo tomando contacto, amenazando, este control continuo que se ejerce sobre la persona produce ansiedad, sensación de ser observada y seguida, una hipervigilancia constante que genera mucho estrés con los cambios fisiológicos que la acompañan y que mantenidos en el tiempo provoca un debilitamiento físico y psíquico, una sensación de vulnerabilidad que quiebra la seguridad psicológica de la persona convirtiéndose en víctima.
Por desgracia si hay víctimas siempre habrá verdugos. La terapia psicológica con la Terapia Breve Estratégica nos ayudará a distinguir una víctima de acoso de una persona con otros problemas psicológicos, y en la otra cara de la moneda diferenciar entre un verdadero acosador y una persona que sufre de abandono pero que no es peligrosa.
La labor del psicólogo para la víctima de acoso consistirá, en un primer momento, en bloquear todas las conductas que alimentan al acosador. Si se eliminan dichas conductas se desencadenará un afloramiento de los recursos de la persona debilitada y una recuperación de su autoestima y sensación de seguridad.
Aunque la situación estresante cese en ocasiones la persona acosada revive constantemente su miedo de día y de noche, tratando de evitar pensamientos y situaciones que le asocian al acosador está alimentando un verdadero trastorno de estrés postraumático. Por lo que la ayuda de un psicólogo experto es fundamental para conseguir enterrar el pasado y poder construir un presente.
El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico.
Charles Dickens.