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La razón humana es una gota de luz en un lago de tinieblas.

Jean Louis Commerson.

Nuestro pensamiento se puede transformar en una trampa si nos asaltan a la mente imágenes o pensamientos cuyo tema recurrente sea poder dañarnos o hacer daño a nuestros seres más queridos.

El terror a poder perder el control y agredir puede apoderarse de nosotros instalándose un trastorno bien conocido y estudiado en Psicología que se ha llamado fobias de impulsión, que puede despertarse tras una situación estresante mantenida en el tiempo y que se instaura rápidamente hasta incapacitar a la persona si no sabe gestionarlo.

Este tipo de fobia coexiste con la patología obsesiva, es decir, con una forma de rigidez mental que se traduce en la aparición de pensamientos fijos o imágenes mentales repetitivos que invaden la mente de la persona generando ansiedad y sufrimiento.

Las obsesiones pueden incluir temas muy variados desde fracasos y eventos no aceptados, preocupaciones económicas, imágenes sexuales, la posibilidad de ser homosexual, hasta las formas más graves de pensamientos de dañar a los demás en contra de nuestra voluntad.

  La persona que posee estos pensamientos obsesivos rechaza las ideas o impulsos que le invaden y que le causan malestar. La presencia de estos pensamientos agresivos le hace sentir culpable y le cuestiona sus valores, en consecuencia trata de controlarlos tomando precauciones en virtud de la duda de poder cometer estos actos horribles.

Como consecuencia se evitan situaciones que estimulen esas ideas, por ejemplo se dejan de usar cuchillos y otros objetos cortantes o punzantes potencialmente peligrosos, se evita el contacto con los familiares protagonistas de sus pensamientos y normalmente la persona se aísla entrando en un bucle depresivo y ansioso.

Además es frecuente que este miedo a poder cometer actos violentos se solape con la aparición de dudas patológicas o preguntas a las que trato de dar una respuesta racional que no existe: “¿cómo puedo estar seguro de que no me convertiré en un asesino?”; ¿mataré a mi mujer?”

La Psicología clínica nos ha permitido identificar modelos específicos de interacción rígida entre la persona y su realidad que llevan a la formación de los trastornos psicológicos. Es el sistemas perceptivo-reactivo de cada persona, que es la manera redundante que tenemos de percibir y reaccionar ante la realidad. Es un patrón de conducta que se manifiesta a tres niveles de relación interdependiente: uno y consigo mismo, uno y los demás, uno y el mundo.

Debido a que la realidad siempre va a estar teñida de nuestra visión personal de las cosas, las personas atribuimos significado a las experiencias, las connotamos positiva o negativamente en función de nuestras emociones y pensamientos. Esta “realidad” llamada de “segundo orden” por Paul Watzlawick y definida como sistema perceptivo-reactivo, no es siempre patológica, sólo cuando se rigidiza da problemas, como en el caso del obsesivo, del fóbico, del obsesivo-compulsivo etc.

Por ejemplo a la persona que le asaltan tales pensamientos de producir un daño queda enganchado en una rigidez mental, en un sistema perceptivo-reactivo obsesivo que se basa en intentar controlar sus pensamientos, sus emociones, sensaciones, percepciones y/o relaciones interpersonales etc.

Como consecuencia del excesivo intento de control éste se pierde aún más, es decir, cuanto más se combate un pensamiento o se trata de eliminar más permanece en la cabeza si este nos inquieta.

Intentar eliminar las obsesiones las hace más presentes, los pensamientos aparecerán con mayor fuerza y frecuencia generando un elevado sufrimiento y un terror a cometer los actos terribles imaginados.

A continuación expongo algunos consejos si nos hemos identificado con este problema:

  • No se juzgue por tener esas obsesiones, no se culpabilice, ni busque posibles motivos porque esto le debilita reduciendo así las posibilidades de mejoría.
  • Reduzca aquellas actividades que puedan ser estresantes. Por ejemplo si está en medio de un proyecto, retrase la entrega de la tesis.
  • Dedique un tiempo cada día para relajarse, hacer deporte, salir a pasear o realizar un hobby.
  • No luche contra sus obsesiones porque las hará más fuertes, cuando aparezcan déjelas pasar como una película frente a sus ojos. No hay nada que se quede tan grabado en la memoria como el deseo de olvidarlo.
  • Trate de actuar normalmente, no evite utilizar cuchillos ni otros objetos porque si lo hace está validando la creencia de que puede cometer actos violentos.
  • No evite la compañía de las personas protagonistas de sus obsesiones.
  • Cuente este problema a sus familiares, no lo sufra en silencio porque la vergüenza y el aislamiento fortalece las obsesiones.
  • Pida ayuda profesional lo antes posible, siendo el Psicólogo el indicado para tratar este problema.

Con el modelo de psicoterapia Terapia Breve Estratégica (G. Nardone, Arezzo), se resuelve el problema motivo de consulta, en este caso con el tratamiento psicológico se interviene sobre la manera de gestionar los pensamientos para crear el cortocircuito que deje de alimentar el trastorno, por lo que las obsesiones dejan de venir, la persona adquiere seguridad en su día a día y paulatinamente el miedo y la ansiedad desaparece.

Así mismo La Terapia Breve Estratégica provoca un cambio más profundo en la persona, se consigue pasar de la rigidez que ha creado el problema a la flexibilidad en la manera de percibir y reaccionar ante el mundo y ante los demás. Esto se evidencia a lo largo de la psicoterapia cuando la persona se ve expuesta a las propias experiencias más o menos estresantes de su vida que le sirven de entrenamiento y ponen a prueba si ha superado el trastorno.

Da tu primer paso ahora, no importa que no veas el camino completo sólo da el primer paso y el resto del camino ira apareciendo a medida que avances.

Luther King

 

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