Hoy queremos hablar de una cuestión un tanto peliaguda. Queremos hablar de rendirse, de tirar la toalla, de abandonar. Lo queremos enfocar desde el exceso de trabajo, desde la óptica del estrés relacionado con el trabajo, bien puede ser el trabajo excesivo, el trabajo que se complica por las relaciones entre compañeros o bien, por el trabajo cuando falta.
Lo vemos constantemente, gente literalmente agotada que sigue intentando esforzarse hasta la más completa extenuación. Cuando preguntamos las razones para actuar así, siempre acaban dándonos como respuesta una serie de razones que contienen bastantes ideas erróneas, que podrían resumirse así:
1- Se asocia el descansar con hacer el vago o no esforzarse: Error. El descansar es parte del trabajo. Si no estoy en condiciones de esforzarme, no lograré objetivos y lógicamente, sólo conseguiré cansarme aún más, lo que me puede llevar al sobreesfuerzo y con ello, a la fatiga. Por ello, hay que plantearse descansos cortos de manera periódica se haga lo que se haga y, lo más importante, hay que tomarse en serio la necesidad de dormir bien y al menos 7 horas.
2- Se asocia la duración del esfuerzo con el tiempo que se está trabajando: Error. El estar más tiempo haciendo algo no significa que vaya a salir mejor o a salir antes. Es un gran fallo de nuestra sociedad, se pasan muchas horas en el trabajo, lo que nos lleva a una expansión de los plazos, apareciendo la procrastinación, el dejar para luego. Cuando uno tiene un plazo limitado para actuar, es más probable que acabe actuando.
3- Se vincula el rendimiento con la autoestima individual: Error. La autoestima es un término siempre delicado que hay que abordar con bastante precaución. Se habla mucho actualmente de ella, pero realmente la gente plantea los términos de forma errónea, porque se asocia en ocasiones a lo que se hace efectivamente y no a lo que estamos en disposición de hacer, creándose trampas lógicas que a veces cuesta mucho desmontar. Ya abordamos este asunto anteriormente, por lo que remitimos al lector a la fuente original (Ver nota 1)
4- Se usa la actividad como escape de asuntos que intentan evitarse, escudándose en una responsabilidad o en la obligación para evitar tener que afrontar determinadas situaciones. Como además nuestra sociedad valora el exceso de trabajo como «ser trabajador», «ser responsable», etc… es muy fácil caer en esta trampa… Si nos damos cuenta de que al implicarnos más se acaban descompensando otras áreas de nuestra vida… es momento de parar y reflexionar.
5- La gente que va metiéndose de lleno en estas espirales acaba agotada y al final, o se rompe y tiene que cogerse una baja por agotamiento, o bien acaba con algún trastorno fácilmente etiquetable, o termina explotando de mala manera y sale escaldado por la puerta.
Todo esto nos lleva a la posibilidad de plantear un pequeño cambio. El cambio consiste en analizar prioridades y marcar tiempos y plazos para cada cosa, aprendiendo a soltar. Nos pasamos mucho tiempo aprendiendo a coger… pero no a soltar. Y realmente la liberación muchas veces está en el propio proceso de dejar ir, de soltar…
Dejen ir sus miedos, sus malos pensamientos, dejen ir su preocupación, su exceso de responsabilidad… y dediquen tiempo a lo que para Ustedes resulte importante: su familia, su pareja, sus hijos, su deporte, sus amigos, sus aficiones… el trabajo debe ser una forma de poder vivir en este mundo, pero plantéense si quieren que se acabe convirtiendo en lo único que hacen.
Realmente a veces desarrollar este proceso puede resultar muy complicado y llevar meses, pero poco a poco se impone la tendencia natural en el ser humano de vivir bien y estar bien. No conocemos a nadie que no desee estar y sentirse bien. Diríamos que es un impulso innato.
Cuando uno aprende a hacerle hueco al malestar descubre un potencial enorme y aprende a actuar con decisión y responsabilidad aún a pesar del mismo. Nos puede seguir doliendo la vida igual que antes, pero si ya no estamos bloqueados y actuamos en lo que para nosotros es importante, ese malestar acaba relativizándose y parece que se hace más pequeño.
Siempre que alguien se nos queja y nos pone objeciones a estas ideas, nos cuidamos de enseñarle la historia de Cody, un chaval americano que por un terrible síndrome nació con una grave deformidad en las piernas. Tan grave que tuvieron que amputárselas…
Piensen sinceramente en el impacto que esto puede suponer para una persona…
Y ahora, conozcan a Cody (nota 2)… siempre en la brecha. Seguro que más de una vez se habrá preguntado por qué le ha tocado a él, seguro que en muchas ocasiones ha sentido la frustración de ser así de diferente, seguro que no lo ha tenido nada fácil pero… observen cómo, a pesar de todo eso, siempre ha tirado hacia delante.
Su sueño es ser deportista Olímpico… ¿Hay alguien que se atreva a poner en duda que lo logrará?
A la hora de cambiar, se trata de pensar de una manera diferente, añadiendo en vez de quitando… aquí podemos ver el resultado:
Recuerden: ES OBLIGATORIO EVALUAR LOS RIESGOS PSICOSOCIALES Y NOSOTROS SOMOS ESPECIALISTAS EN ELLO. PODEMOS AYUDARLE A DETECTAR EL PROBLEMA Y PODEMOS AYUDARLE A IMPLANTAR LA SOLUCIÓN. RENDIRSE NO ES UNA OPCIÓN TAMPOCO PARA NOSOTROS.
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