“Siempre intento razonar con mi pareja cuando una actitud suya no me gusta, al principio me funcionaba, insistentemente le persigo para que me explique porque sale por las noches y me deja sola en casa, le ruego que se quede, le monto una escena y en ocasiones hasta le amenazo. El cierra la puerta enfadado y se va de casa. Cada noche ocurre lo mismo y yo cada noche intento resolver la situación de la misma forma.”
El relato anterior ilustra la tendencia a continuar actuando de la misma manera aunque los resultados no sean eficaces, intento mejorar la situación poniendo en práctica lo que me ha funcionado, pero en este caso me tropiezo, continuo intentándolo y vuelvo a tropezarme de nuevo, me tropiezo siempre con la misma piedra.
Tendemos a ser redundantes en nuestra manera de percibir y reaccionar ante el mundo y ante los demás. Cuando la rigidez se manifiesta, cuando repetimos las mismas soluciones ante diversas situaciones o dificultades, empeoramos la situación o alimentamos el problema, es como si echáramos un fertilizante especial en una planta, esta crece en desmedida.
La Terapia Breve Estratégica se centra en interrumpir las maneras que tiene la persona en combatir su problema, las “soluciones intentadas”, que no hacen más que complicar por sí mismas las cosas. Así por ejemplo una persona fóbica para gestionar sus dificultades evita lo que le da miedo, pide ayuda, trata de controlar sus reacciones; un obsesivo invadido por pensamientos trata de controlarlos intentando librarse de ellos; un hipocondriaco insistentemente va al médico y se hace pruebas, estudia las posibles enfermedades, interpreta cada señal física como patológica; etc. Todo ello mantiene el problema.
Debido a que las personas se persuaden mejor por las razones que ellas mismas descubren que por aquellas que provienen de la mente de los demás, la habilidad del psicólogo consistirá en realizar una reestructuración mediante un dialogo estratégico para conseguir que la persona realice una tarea que le hará experimentar algo distinto.
Pero ¿cuál es la mejor forma para hacer dudar a una persona de sus convicciones rígidas? ¿Hacerle entender o por el contrario hacerle sentir? El cambio es más eficaz si damos a la persona la oportunidad de poner de manifiesto cualquier conducta que le haga experimentar el efecto shock, también llamado por Franz Alexander “experiencia emocional correctiva”, es decir, a través de una experiencia corregir un comportamiento, sin intervención de la cognición solo de las sensaciones y las vivencias propias.
El accidente de un amigo nos hace tomarnos en serio respetar las medidas de seguridad y los límites de velocidad; un susto médico nos hace dejar de fumar; los consejos de una madre no son escuchados a menos que tengamos la experiencia propia de que son eficaces.
El enfoque Breve Estratégico ha demostrado ser eficaz en la desaparición de los síntomas y problemas al final de la terapia en el 87% de los casos tratados, alcanzando el 95% de éxito en los trastornos fóbicos.
“Las cosas son en realidad más sencillas de lo que uno puede pensar, pero mucho más complicadas de lo que uno puede comprender” (Goethe)